“No tuvimos comisión de la verdad, no tuvimos justicia transicional”

En la etapa posterior al derrocamiento de una dictadura las sociedades deben revisarse en profundidad, entiende la directora del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, Luisa De Peña, sobre el proceso que debió agotarse luego del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo.

Al participar como invitada en el espacio Diálogo Libre que conduce el director de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada, la directora del Museo de la Resistencia explica que este es un proceso complejo que puede demorar años y el cual requiere amplios esfuerzos para educar a la sociedad sobre lo que significó realmente la dictadura. En este caso, una que perduró por 31 años y que el tirano hizo que le llamaran Era de Trujillo.

“En nuestro país no tuvimos comisión de la verdad, no tuvimos justicia transicional porque en un momento dado de la caída del régimen el Consejo de Estado crea una fiscalía especial... hay un juicio que es el de las hermanas Mirabal, pero todo lo demás se queda así”, lamentó De Peña, quien desde el año 2011 está al frente de la institución que recoge la visión de las víctimas de la tiranía.

Junto a ella también participaron la presidenta de la Fundación Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, Noris González Mirabal, hija de la mártir Patria Mirabal cuya muerte junto a sus hermanas Minerva y María Teresa significó la caída en desgracia del régimen trujillista. Además estuvo el vocal de la organización, Carlos Báez Brugal.

De Peña recuerda que en países como España o Chile el desmonte total de los remanentes de las dictaduras ha tomado décadas y en algunos casos se puede dar un efecto de “revisionismo de las dictaduras” que implica el retorno de las extremas derechas al poder como Jair Bolsonaro en Brasil.

En el caso dominicano, De Peña insiste en que la falta de una narrativa oficial sobre los hechos y violaciones a los derechos humanos mientras Trujillo ostentó el poder ha impedido profundizar en cómo se manejó la maquinaria del terror desde el Estado, la cual “quedó intacta”.

“Hay un expediente de extradición de Ramfis Trujillo pero no se profundiza en la maquinaria de terror. Esa maquinaria quedó intacta. Y esa maquinaria siguió funcionando. Y es la maquinaria que funciona en los 12 años”, asegura la directora del Museo de la Resistencia.

“A eso hay que agregarle que una vez terminado el terrorismo de Estado esa maquinaria se queda sin funciones y se transforma en delincuencia común”, prosiguió De Peña, al analizar cómo los remanentes trujillistas se mantuvieron durante los gobiernos de Joaquín Balaguer y operaron con impunidad.

Al respecto, Brugal agrega que también las estructuras dentro de las Fuerzas Armadas se mantuvieron sin mayores transformaciones por lo que los altos mandos militares trujillistas dejaron a sus hijos que también seguían la ideología del sátrapa.

Héroes del 30 de mayo

Ante la polémica figura del general Antonio Imbert Barreras, uno de los participantes en el ajusticiamiento de Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961, para la directora del Museo de la Resistencia es un “héroe” a pesar de que luego durante la Revolución de Abril de 1965 fue uno de los fustigadores del pueblo y combatió al bando Constitucionalista junto a los militares de San Isidro.

“La posición que él tomó en el 65, que muchos estamos en desacuerdo, no borra su actuación la noche del 30 de mayo”, afirma De Peña, sobre Imbert Barreras, quien estuvo detrás de la funesta “Operación Limpieza” mientras presidía el denominado Gobierno de Reconstrucción Nacional respaldado por las tropas norteamericanas que habían invadido el país.

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