Transfuguismo, oportunismo y crisis de ideología en la República Dominicana

En los procesos electorales se ponen de moda frases y palabras que en su sentido profundo describen o definen las intenciones de los actores que intervienen en dichas contiendas. Algunas de esas expresiones pueden ser creadas en el momento: “Comesolos”, “llegó Papá”, “esa pela va...”, “e’pa fuera que van...”, etc.

Otras, ya formaban parte del repertorio léxico de los hablantes dominicanos; pero escasamente empleadas en la diaria conversación. Este es el caso del término “tránsfuga”, el cual, según el Diccionario de la Real Academia (1970, Pág. 1286), soporta los significados de:

1) «Persona que pasa huyendo de una parte a otra» 2) « Persona que pasa de un partido a otro»

El trasfuguismo, conforme a los conceptos pretranscritos, no constituye de por sí un comportamiento social y políticamente condenable. Es normal que una persona, por razones diversas, cambie de partido político en un determinado momento. Esto quiere decir que cuando ese paso se lleva a cabo por convicción, sólidos principios o impulsado por la patriótica intención de defender los mejores intereses de la nación o del bien común, vale la pena ser tránsfuga; pero si por el contario el cambio se origina con el propósito de adquirir dinero, cargos , poder u otro beneficio personal, entonces sí se debe condenar el transfuguismo y considerar a los tránsfugas como seres peligrosos, despreciables, oportunistas y carentes por completo de ideología, principios y sentimientos patrióticos.

El transfuguismo representa la más auténtica expresión del oportunismo, concebido este, por el ya citado lexicón, como el “Sistema político que prescinde en cierto modo de los principios fundamentales, tomando las circunstancias de tiempo y lugar...” (pág. 945).

De ahí que como la serpiente que estudia cuidadosamente a su presa para no fallar cuando ejecute sobre ella su salto mortal, el tránsfuga verdadero, cuando cambia, siempre elige el partido con mayores posibilidades de triunfo o, lo que es lo mismo, el paso lo da siempre “pensando en lo mío” Es por esa razón que quien ayer destacaba, preñado de emoción, las virtudes de un determinado candidato, hoy lo satanice con los más despreciables epítetos. También suele el trásfuga dar el salto partidario cuando pretende consumar en el nuevo partido las aspiraciones que en el anterior no le fue posible alcanzar.

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com