Navidad sangrienta en La Caleta: un joven muerto y otro grave durante supuesto intento de asalto
Elvin compartía en una fiesta con amigos cuando un joven intentó arrancarle una cadena y le disparó
La noche del 25 de diciembre, que debía ser de celebración y unión familiar, se convirtió en un episodio de dolor irreparable para Ángela Isabel Delgado Piña. Sus dos hijos: Elvin y Erwin Sadel Urbáez Delgado, fueron víctimas de un hecho violento que estremeció a la comunidad de La Caleta, en el municipio Boca Chica, provincia Santo Domingo.
Elvin Sadel, de 19 años, compartía en una fiesta con amigos cuando un joven intentó arrancarle una cadena. El forcejeo fue breve, pero suficiente para desatar la tragedia: un disparo acabó con su vida casi de inmediato.
Su hermano menor, Erwin Sadel, de 18 años, intentó defenderlo y también recibió impactos de bala. Hoy permanece hospitalizado, debatiéndose entre la vida y la muerte.
La familia había pospuesto la cena navideña del 24 para celebrarla el 25, debido a compromisos laborales de Ángela, quien se dedica al servicio profesional de suministro de comidas. Esa noche, la casa estaba llena de alegría y unión, sin imaginar que horas después la violencia arrebataría la ilusión.
Elvin era considerado el mejor jugador de baloncesto del barrio. Soñador, disciplinado y apasionado por el deporte, su meta era convertirse en un baquebolista profesional. Su partida deja un vacío inmenso y una niña de apenas un año y cuatro meses en la orfandad.
Erwin, igualmente deportista, lucha por sobrevivir, narró Ángela a Diario Libre, mientras esperaba a que le entregaran el cadáver de su otro hijo en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
"Pido justicia por mis hijos"
Las investigaciones están en manos de la Dirección de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional, que desde el primer momento asumió el caso. Aunque existen cámaras que podrían esclarecer lo ocurrido, la madre aún no ha formalizado la denuncia, a la espera del documento oficial del Inacif.
“Mi confianza está en que se haga justicia. No sé cómo trabajarán ellos, pero sí pido justicia por mis hijos, por los dos”, expresó Ángela con la voz quebrada.
La comunidad también llora la pérdida. Otros familiares que acompañaban a Ángela describieron a los hermanos como jóvenes tranquilos, queridos y respetados. Elvin, dicen, era “una luz en la familia, hermoso por dentro y por fuera”.
Según la madre, el caso refleja una realidad que preocupa: la creciente intolerancia y violencia en el país.
“La situación está complicada porque la tolerancia se ha ido mucho. Hay que apelar a que somos seres humanos y que debemos trabajar para salir adelante”, reflexionó Ángela, entre lágrimas y esperanza.
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