Un nuevo arzobispo, el preludio de cambios en la iglesia católica

Francisco Ozoria Acosta se une al sueño del Papa Francisco de lograr una iglesia más expansiva y abierta

El nuevo arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, al leer su alocución en la Catedral Santa María de la Encarnación junto al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. (Nehemías Alvino)

Yamalie Rosario y Carlos Reyes

SANTO DOMINGO. En consonancia con las directrices del Papa Francisco, el nuevo arzobispo metropolitano de Santo Domingo, Francisco Ozoria Acosta, instó a la unidad en la iglesia católica y dijo que asumía el sueño del representante de Dios en la tierra de lograr una conversión pastoral que permita necesarias reformas estructurales, acordes con las necesidades de los tiempos actuales.

Durante su alocución al oficiar la primera eucaristía, dijo que asumía su ministerio con una misión muy precisa: “Enseñar, santificar y gobernar”.

En ese sentido manifestó que se sumaba al Plan Arquidiocesano de Pastoral y los trabajos que éste implica. “Y si alguien que todavía no ha entrado, que aproveche mi llegada y entremos todos juntos”, indicó y posteriormente dijo que ese plan pastoral les ayuda a hacer visible la unidad dentro de la iglesia para que como reza el libro de Juan, capítulo 17, versículo 2 “Que todos sean uno, como tú y yo somos uno; que ellos sean uno en nosotros”.

Para él debe inquietar a los católicos que hayan personas que vivan sin la luz y el consuelo de la amistad de Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga y sin un horizonte de sentido y de vida.

Su anunciado propósito de relanzar, en corto tiempo, el Plan Arquidiocesano, evidencia que tal y como lo reveló, iluminado por el Papa Francisco por su Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium comparte el mismo sueño que su “Pastor Universal” de contar con una misión pastoral capaz de “renovarlo todo” y que se convierta en el cauce adecuado para evangelizar en el mundo actual.

Para él “la iglesia de Jesucristo, que se confía a los pastores, es dinámica, participativa y comunitaria. Todo lo que ha sido su crecimiento y desarrollo hasta hoy, es un desafío para nosotros impulsar nuevas posibilidades pastorales”.

Sus planes están basados sobre la confianza, según lo divulgó, de que el Espíritu Santo le seguirá dando sabiduría para “reinventar y relanzar, emprender y crear, renovar y robustecer, nuevas dimensiones y estructuras pastorales capaces de responder a los nuevos retos de los nuevos tiempos”.

Una iglesia más expansiva y abierta

Ozoria Acosta manifestó que se une al sueño del Papa Francisco de transformarlo todo para lograr que la pastoral ordinaria, en todas sus instancias, sean más expansiva y abierta, para que entre otras cosas, “coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la repuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad”. En referencia a lo que ha dicho el Papa.

Al asumir su nuevo rol el prelado dijo que es imposible que un pastor sea indiferente ante “la desigualdad, la injusticia, la inequidad, el sufrimiento de los desamparados, marginados, desprotegidos, olvidados y excluidos”.

El sucesor del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo que quiere encarnar a Jesús el Buen Pastor que conoce las ovejas y da su vida por ellas. “Yo vengo a dar mi vida por ustedes: los del centro y los de la periferia; a los de las altas torres y a los de los barrios, los del campo y los de la ciudad, los creyentes y los no creyentes, los que tienen poder y los débiles, los que disponen de recursos y los pobres que carecen de ellos”, expresó.

Afirmó que quiere fijar su mirada en todas las personas vulnerables y necesitadas, en la niñez, adolescencia, la juventud, las parejas de esposos, las madres solteras, viudas y viudos, ancianos y enfermos.

También, expresó que quiere ser Pastor como Jesús dijo “tengo otras ovejas que no son de este redil, también a esas las tengo que conducir y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo Pastor”.

El nuevo arzobispo tomó posición de su cargo en una ceremonia celebrada en la Catedral Primada de América, con la presencia del presidente Danilo Medina y su esposa Cándida Montilla de Medina, así como altos funcionarios y diplomáticos extranjeros. También, con la presencia del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, a quien sustituye monseñor Ozoria Acosta como arzobispo metropolitano, además de los obispos auxiliares monseñor Amancio Escapa y monseñor Víctor Masalles.

Su trayectoria

El nuevo arzobispo metropolitano, de 65 años, es oriundo de Nagua. Fue ordenado sacerdote en 1978 y dirigió la Parroquia María Madre de la Iglesia, en San Francisco de Macorís de 1981 a 1988. Ese mismo año viajó a Roma y regresó en 1990.

Con la creación de la Diócesis de San Pedro de Macorís, en 1997, fue nombrado por el papa Juan Pablo II como su primer Obispo.

Su designación como arzobispo de Santo Domingo fue dada a conocer el 4 de julio de este año, en sustitución de Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, quien ostentaba el cargo desde 1981.

Posiciones asumidas

Desde su designación como obispo de la Diócesis de San Pedro de Macorís, monseñor Ozoria Acosta destacó por su trabajo con los inmigrantes haitianos, las poblaciones de los bateyes, los trabajadores y el acceso a las garantías básicas como la salud de estos segmentos de la población.

El nombramiento de monseñor Acosta Ozoria al frente del Arzobispado de Santo Domingo da un giro a la posición de la jerarquía eclesiástica, en este caso representada por López Rodríguez, quien se ha caracterizado por sus oposición y polémicas posturas respecto la inmigración haitiana y que ha denunciado la supuesta intención de sectores internacionales de pretender unir Haití y República Dominicana.

Monseñor Ozoria Acosta, en cambio, ha sido mucho más tolerante y en varias ocasiones salió en defensa del sacerdote español Christopher Hartley, a quien grupos nacionalistas y legisladores acusaron pretender “un atentado a nuestra identidad ciudadana” así como de la supuesta “haitianización” de la sociedad, tras la publicación del documental Esclavos en el paraíso en el que expuso las miserias y penurias de las poblaciones en los bateyes.