Venezolanas apuestan a concursos de belleza pese a escándalo

Venezuela es el país que ostenta el récord mundial de la mayor cantidad de coronas de belleza

Johandrys Colls (izquierda), habla con su hermana Camila en el balcón de su casa en una barriada a las afueras de Caracas, Venezuela. Colls relata que cuando tenía seis años se sentaba con su familia a ver en la televisión el popular show nocturno de Miss Venezuela y luego tomaba los zapatos de tacón de su mamá y tías y comenzaba a imitar a las candidatas desfilando. “Es algo inspirador. Es algo muy lindo ver como concursan las mises y demuestran su talento al mundo entero”, asegura. (AP Foto/Fernando Llano)

CARACAS.- Recostada sobre la mesa de un comedor de cuatro sillas de madera que sobrevive entre los embates de las goteras del techo de zinc de una modesta vivienda enclavada en una de las populares barriadas del oeste de Caracas, una delgada adolescente muestra con orgullo las dos coronas y nueve bandas que ha conquistado en pequeños concursos locales de belleza.

En Venezuela, país que ostenta el récord mundial de la mayor cantidad de coronas de belleza, no es raro cruzarse con una joven como Johandrys Colls Linarez, que a sus 16 años ya emprendió el camino que siguen muchas compatriotas para prepararse para ser reinas y competir en certámenes internacionales.

Al hablar de los concursos, los grandes ojos castaños de Johandrys de inmediato se iluminan. La joven venezolana relata con emoción desde la pequeña sala de su casa, cuyas paredes están adornadas con algunas fotografías de ella y sus tres hermanas, que cuando tenía seis años se sentaba junto a sus familiares a ver en la televisión el popular show nocturno de Miss Venezuela y luego tomaba los zapatos de tacón de su mamá y tías y comenzaba a imitar a las candidatas desfilando.

“Es algo inspirador. Es algo muy lindo ver como concursan las mises y demuestran su talento al mundo entero”, asegura.

El mundo de los certámenes de belleza se estremeció este año por polémicas acciones como la que acordó Miss América, de eliminar el desfile en traje de baño, y más recientemente la de Miss España, de elegir por primera vez a una joven transexual para representar al país ibérico en Miss Universo.

En medio de un pasillo de un lujoso hotel capitalino del este de la capital, Oxlaniela Oropeza, una delgada estudiante universitaria de estatura media y tez morena, aguarda sentada junto a otras ocho participantes su turno para desfilar en bikini y con sandalias de tacón alto en un casting del concurso de Nuestra Belleza Venezuela.

Oxlaniela, de 20 años, no puede ocultar la alegría que le genera comenzar el camino para alcanzar su sueño y relata emocionada que “desde pequeñita, cuando tenía seis años, la meta ha sido el Miss Venezuela. Siempre ha estado ahí como un sueño y espero muy pronto, en un futuro no muy lejano, alcanzarlo”.

El escándalo de Miss Venezuela no desanima a Oxlaniela, quien asegura que no siente ningún temor de desviarse porque “tengo mis valores intactos y eso nadie me lo quita”.

Desde su casa, Johandrys juguetea entre sus manos con una de sus coronas mientras su madre, Lisbeth, reconoce que su hija deberá enfrentar muchos riesgos y dificultades, incluyendo las económicas, en el camino que decidió transitar para alcanzar su sueño de reina de belleza.

“Espero que la crianza y la educación que yo le estoy dando a mi hija sirva para que a futuro todas las cosas malas que vengan hacia ella, ella les diga que no”, afirmó la madre. AP