La caída de Juander Santos, entre los cinco eventos indeseados de los Juegos Panamericanos

El error de la directiva del baloncesto femenino argentino al llevar las camisetas equivocadas a un partido clave, fue otro momento épico

Juander Santos iba derecho al oro cuando se tropezó y cayó al suelo. (AP)

El invierno mas frío y húmedo en Lima de los últimos cincuenta años se hizo presente en los Panamericanos, dispuesto también a batir récords y a condicionar el desarrollo de algunas pruebas.

Los termómetros bajaron hasta unos atípicos 11 grados celsius, con una humedad cercana al 100 %, el sol apenas se vio y la niebla y una fina y molesta lluvia fueron la tónica de muchas jornadas.

Vóley playa jugado con trajes de neopreno, nadadoras con hipotermia en aguas abiertas y atletas cobijados bajo mantas entre prueba y prueba en el estadio de atletismo fueron estampas inusuales para unos Juegos “de verano”.

Gruesos gorros, abrigos y mantas también fueron la tónica entre los espectadores y los periodistas, condenados a largas horas de espera en la intemperie y que con el frío en los huesos fueron una de los principales víctimas del clima.

“Cariñito”

Sin tiempo para desplazarse a la Villa a buscar otra equipación antes del plazo reglamentario, los organizadores le dieron por perdido el partido por 20-0.

Las argentinas, actuales campeonas suramericanas, reaccionaron con dignidad y ganaron los demás partidos que les quedaban para quedar en quinto lugar, sin olvidar el “inmenso dolor” causado por este contratiempo.

Hernán Amaya, coordinador del equipo femenino, y Karina Rodríguez, directora de desarrollo de la selección femenina, presentaron sus renuncias por este drama, pero poco se pudo hacer para remediarlo.

La caída de Santos

Fue un evento relativamente habitual en el atletismo, pero el único de ese calibre que se pudo ver en el estadio de la Videna.

Juander Santos, uno de los favoritos al oro en 400 metros vallas entraba en el último obstáculo con ventaja y apuntaba directamente al oro mientras era perseguido por el brasileño Aliso Alves.

Pero se tropezó, perdió pie y terminó rodando por los suelos mientras el resto de los competidores lo adelantaban y abandonaban llorando sobre el tartán.

La soledad y la frustración de Santos fue objeto de centenares de fotografías y su entrada en la meta, cojeando y desolado, dos minutos, nueve segundos y 37 centésimas después de su salida quedó en Lima como la imagen de la derrota que deja la alta competencia.

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