Siete JJOO dando masajes a los medallistas dominicanos

De Félix Sánchez a Zacarías Bonnat, incluyendo el Clásico de 2013, Jesús Silverio “Peña” ha sido el responsable de la recuperación física

Jesús Silverio “Peña”.

Félix Sánchez requirió de masajes intensos antes y después de cada carrera en 2004 para mitigar la lesión en una pierna con la que aterrizó en Atenas; a Félix Díaz había que “amarrarlo” para inyectarle complejo B en Pekín 2008 tras sus agresivos combates que los llevaron al oro y a Luisito Pié tenía que pisarle un pie para sacarle la presión en su ruta al bronce en Río 2016.

Jesús Silverio Rosario, “Peña”, tiene tanta experiencia con atletas dominicanos como información la caja negra de un avión. Cuando Marcos Díaz culminó su travesía de dos vueltas a la isla Manhattan (22 horas nadando 20 kilómetros) en 2007 salió disparado a que Peña lo recupere; también era él parte de los responsables de aplicar el talento de sus manos y expertise para mantener en forma al equipo dominicano ganó el Clásico Mundial de Béisbol en 2013.

Este técnico en terapia y masajista deportivo formado en Cuba, Puerto Rico, España y México agota en Tokio sus séptimos Juegos Olímpicos en fila, un viaje que comenzó en Atlanta ’96 y que, a sus 52 años de edad, no le ha puesto fecha al aterrizaje final. Sus acreditaciones incluyen nueve Juegos Centroamericanos y del Caribe, ocho Panamericanos y tres Clásicos.

En la capital japonesa ya fue responsable de garantizar el buen físico de los medallistas Zacarías Bonnat y Crismery Santana.

“En esto se engancha gente y solo con mirar agarra crema y así, pero un masaje mal aplicado puede lesionar a cualquier atleta, esto es muy delicado”, dice Silverio, al teléfono con DL desde la Villa Olímpica en Tokio. “Cualquiera puede hacer un hiperextensión, una mala flexión de algún miembro tanto inferior o superior va a terminar en una posible lesión”.

Mientras crecía entre Alma Rosa, Los Mameyes y Maquiteria (SDE) observaba a los atletas en la Villa Olímpica y ahí nació su afición y relación. De sonrisa frecuente, amigable y siempre dispuesto a colaborar su primer gran competencia fueron los juegos de Santiago 1986 y desde entonces no para de estudiar.

Solo Bienvenido Solano, ex presidente de la Federación de Boxeo, tiene más asistencias a olímpicos (9) que Silverio.

Fue el doctor José Joaquín Puello quien le apodó Peña, tras una reunión donde le tocó la palabra y su elocuencia llevó al afamado neurocirujano a compararlo con el extinto líder político. “De ahí para acá todos me llaman Peña”.

Habla con reservas de los atletas, pero cuando le mencionan a Gabriel Mercedes se paran las aguas. Y del doctor Milton Pinedo, su respeto y agradecimiento es mayúsculo.

“Gabriel Mercedes es el atleta con el nivel de entrenamiento y quien más se dedicó y respetó el deporte, no hay nadie que lo haya superado. Gaby entrenaba solo, llevó el entrenamiento a otro nivel, era un guerrero, un tipo que iba al Centro Olímpico y lo encontraba allá. Es el atleta más consagrado al entrenamiento que haya conocido”, dice Silverio.

El Sánchez de 2004

En Atenas, Sánchez llegó en alfombra roja, bicampeón mundial y en la pista pareció ganar sin tropiezos. Silverio tiene otra historia. Conoció al vallista en los Panamericanos de Winnipeg ’99 y hubo conexión inmediata.

Tal así que en Atenas, Sánchez tenía acceso al centro especializado que ofrecía la Nike a los atletas que patrocinaba con terapistas de élite mundial, pero el trabajo lo terminaba Peña.

“Félix iba a darse una terapia con un italiano. Traía una pequeña lesión en la pierna derecha, un jalón en el hamstring. Llegó lastimado a los Juegos, había que darle seguimiento, ir al centro de Nike donde le daban el láser, cuando llegaba a la villa se le daba su masaje”.

En Londres, cuando el atleta estaba a las puertas del retiro, ya no estaban los flashes, pero allí también estuvo a su lado. “Félix oraba todos los días, con el cuadro de su abuela, se administró como todo un veterano, en bajo perfil y mira lo que hizo”.

Con Félix Díaz existía el problema de que el boxeador temía a las agujas y se requería un grupo de personas para “someterlo”, entre ellos Gabriel Mercedes. Fueron claves para que el púgil diera la segunda medalla de oro al país.

Licenciado en Comunicación Social egresado de la universidad O&M. Ejerce como periodista especializado en deportes desde 2001.