Rc. - No es invento

Mi pana Bienvo Rojas hizo un señalamiento en la Voz del Fanático ayer que estoy obligado a rebatir por varias razones, aunque me resulta incómodo hacerlo, debido a que estuve presente en el despegue de su extraordinaria carrera en la crónica deportiva, junto a nuestro maestro Luis Fernández, en La Noticia, a mediado de los 70, fuimos compañeros de labores en el equipo de los Leones del Escogido y, luego recibió mi columna en El Siglo.

Ocurre que Bienvo, quien se escuchaba un tanto exaltado ayer, le dijo a un oyente más o menos estas palabras: no creas en lo que se dice en los periódicos, porque el 85% de lo que se dice son inventos.

Bienvo dio esa respuesta a un oyente que le dijo que había leído que Manny Aybar le hizo una malcriadeza a Rafael Landestoy. Bienvo preguntó que quién dijo eso, así que presumo que no leyó mi columna, pero lo de la malcriadeza lo escribí yo, razón por la cual debo precisar que nunca invento con lo que escribo, porque en los 32 años que llevo en estos menesteres siempre le he temido al desmentido.

Sé que ni el mismo Bienvo se cree que el 85% de lo que sale en los periódicos son inventos, porque él tiene unos 30 años dando teclas en diferentes medios, y no es verdad que el 85% de lo que él ha escrito o autorizado para publicar, en calidad de editor, son inventos. Agréguele a eso que él es un voraz lector de periódicos de aquí y de allá, y no pienso que él quiera nutrirse de inventos.

Lo que ocurrió en principio con Manny y Landestoy en el montículo lo vimos todos los que estábamos en el estadio, y quienes observaban por televisión.

Todos entendemos el lenguaje corporal o gestual. Y los gestos de Aybar fueron sumamente claros en el box, desde donde salió muy agitado hacia el dugout, donde permanecía cuando Landestoy regresó del montículo.

Desde el palco de prensa, todos los que estábamos ahí, vimos y comentamos la acción cuando Landestoy fue al encuentro de Aybar y éste, cuando lo vio acercarse en su dirección, elevó sus brazos y los agitó, apartándose atropelladamente de Landestoy y se dirigió al túnel del camerino, hacia donde le siguió Landestoy hasta que ambos se perdieron de vista.

Lo de Willis Robert también lo vio el país.

No dudo que Aybar y Robert hayan mostrado arrepentimiento frente a su mánager y que éste lo perdonara, porque esos roces ocurren con frecuencia en el béisbol, y no son inventos.

rcalderon@diariolibre.com