La ralentización minorista

¿Qué esperar del 2019? Con la caída en los precios del petróleo, la posibilidad de que el Banco Central mantenga cierta holgura en su política monetaria podría facilitar la continuidad de las tasas de interés actuales, relativamente bajas y estables en un contexto histórico, de los préstamos minoristas.

Ralentizar. Lentificar. Disminuir velocidad. Se crece, se sigue creciendo, pero a un menor ritmo. Eso está ocurriendo con uno de los principales motores del crecimiento de la actividad económica (y bancaria) de la última década: El consumo y su financiamiento.

Por crédito minorista nos referimos al conjunto de préstamos otorgados a personas, para fines de adquisición de viviendas, vehículos y otros bienes no duraderos. Para una economía, como la dominicana, que en los últimos años ha sustentado una parte importante de su crecimiento gracias al consumo, el rol del crédito minorista ha sido clave.

Para la banca por igual, los préstamos personales, hipotecarios y las tarjetas de crédito, más allá de la importancia de sus aportes al volumen de sus operaciones y de su diversificación comercial, se destacan también por su rentabilidad relativamente alta.

Vemos en la primera gráfica que luego de alcanzar en mayo del 2015 un pico de crecimiento interanual de 18.8%, tanto en términos reales como nominales, la tendencia de este crecimiento ha sido la de moderarse de forma consistente.

Según el Banco Central, la dinámica alcanzada a diciembre del 2018 fue de 10.6% y 8.2% en términos nominales y reales, respectivamente, y estos son los indicadores de crecimiento más bajos de los últimos cinco años.

En términos reales, hacia septiembre del año pasado, el aumento era de solo 5.7% y con una marcada tendencia a caer, por lo que habíamos proyectado que quizás tocaría fondo hacia finales de año.