As bajo la manga

Los bancos centrales utilizan las compras y ventas de títulos para influir en la liquidez del sistema financiero

Para lograr sus objetivos, los organismos encargados de formular y aplicar políticas económicas deben tener medios adecuados a su disposición. La tarea se facilita cuando poseen el poder de obligar a que sus disposiciones sean acatadas. Pero cuando no cuentan con esa facultad, les es necesario recurrir a medidas que estimulen su cumplimiento voluntario.

Como los controles de precios y divisas, y los encajes selectivos según el destino de los créditos, han dejado de estar en boga, los bancos centrales procuran hacer realidad sus metas vía cambios en sus tasas de interés de referencia. Por su intermedio tratan de influir en el costo de los financiamientos otorgados por los bancos, y por ende sobre el ritmo de la actividad económica.

Desde hace tiempo, sin embargo, se ha comprobado que esa vía puede no ser suficiente, sobre todo cuando dichas tasas son ya muy bajas. Por esa razón los bancos centrales mantienen un as bajo la manga, a ser usado de forma discrecional según consideren apropiado. Ese as son las compras y ventas de títulos a fin de influir sobre la liquidez del sistema financiero. Los títulos en cuestión pueden ser bonos del gobierno, hipotecas y, de hecho, cualquier instrumento que los bancos centrales decidan incluir. En nuestro caso son títulos del propio banco central, gestionados tomando en cuenta vencimientos, emisiones, plazos y rendimientos. Sus efectos son, evidentemente, más directos, rápidos y contundentes que los de las variaciones en los intereses de referencia.

Las tenencias de valores de la Fed, el banco central de los EEUU, saltaron desde menos de un millón de millones de dólares antes del 2008, a más de 3.5 millones de millones en la actualidad. Y el gobierno la presiona para que siga comprando más a fin de poder acelerar la expansión del PIB y los índices de precio de las acciones, sin detenerse a ponderar las consecuencias.

Si no se emplea con mesura, el as no ayuda a ganar sino a perder.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.