Prueba de sufrimiento

En marzo del 2018, el presidente de Bolivia Evo Morales viajó a Venezuela a fin de participar en los actos conmemorativos del quinto aniversario del fallecimiento del comandante Hugo Chávez, así como en una reunión del ALBA, la Alianza Bolivariana de las Américas, fundada por el propio Chávez y Fidel Castro. En palabras pronunciadas durante su visita, Morales se refirió a la solidaridad, el pensamiento humanista y la vocación revolucionaria de Chávez, añadiendo que “no volveremos a ver esas cualidades en ninguna parte del mundo”. Y recordó que Chávez una vez le expresó que el proceso de liberación viene del profundo sufrimiento, solidaridad y sentimiento de los pueblos, principalmente de los sectores más desposeídos y abandonados por los gobiernos de carácter capitalista.

La afiliación de Bolivia al ALBA, dada la prosperidad que le han generado las exportaciones de combustibles y minerales, estuvo motivada principalmente por consideraciones ideológicas. Para los demás miembros, la asistencia económica de Venezuela fue una razón fundamental para formar parte de la agrupación. Justo es decir que los aportes venezolanos no se limitaron a los integrantes de la alianza. Así lo demuestra nuestro país, que sin ser miembro fue beneficiado con créditos generosos para la adquisición de petróleo. Los del ALBA, sin embargo, recibieron un tratamiento aún más especial en términos de precios e inversiones.

El vertiginoso deterioro de la economía venezolana, combinado con las medidas de ajuste aplicadas para atajar el colapso, ha creado condiciones propicias para que el sufrimiento que Chávez mencionó a Morales ponga a prueba la capacidad de resistencia de los países miembros del ALBA. La imposibilidad de Venezuela de ofrecer los niveles de ayuda de antaño, han mermado el ingrediente económico del ALBA y forzado ajustes en los países receptores. El fervor ideológico puede permanecer, pero la influencia económica ya no es igual que antes.