Cuba anula las polémicas normas sobre el trabajo privado

El Gobierno cubano anunció por sorpresa el jueves que ya no se aplicará la temida restricción de una sola licencia por “cuentapropista” o trabajador autónomo

Para alivio y euforia de hosteleros y otros trabajadores cubanos por cuenta propia, el Gobierno de Cuba decidió a última hora no aplicar una serie de restricciones que desafiaban la continuidad de sus negocios. Queda pendiente, sin embargo, aplacar los ánimos de los taxistas que amenazan con una huelga.

“Nos tomó a todos por sorpresa, porque el viernes entraban en vigor las regulaciones”, declaró a Efe en La Habana la empresaria de 29 años Marta Deus, que combina su negocio principal de contabilidad y asesoría con otro de mensajería y quien manifestó que el sector está “eufórico”.

Tras meses de incertidumbre y a solo dos días de su puesta en vigor, el Gobierno cubano anunció por sorpresa el jueves que ya no se aplicará la temida restricción de una sola licencia por “cuentapropista” o trabajador autónomo.

Si la normativa prevista hubiera entrado en vigor mañana viernes, numerosos negocios privados se habrían visto obligados a devolver una de sus licencias y reformularse: una peluquería ya no podría ofrecer café y pasteles a su clientela, y un bar no tendría permitido tener una sección de venta de libros, por ejemplo.

Tampoco un cubano que alquilara una habitación de su casa podría conjugar su licencia con un permiso de transporte para pasear a los turistas en un coche de época, otra combinación habitual.

Más vale tarde que nunca, opinan muchos afectados. “Yo ya había entregado la semana anterior una de mis licencias para evitar las colas”, lamenta la joven emprendedora.

Se espera que el Gobierno desvele de forma inminente si también dará su brazo a torcer suavizando la nueva normativa para el sector del transporte, donde muchos taxistas o “boteros” han expresado un fuerte malestar y han amenazado con iniciar una protesta desde el mismo viernes si se les aplican las restricciones.

Frente a la euforia de los hosteleros y otros autónomos, entre los transportistas persiste la preocupación.

Denuncian que las disposiciones que entrarán en vigor el viernes limitarán su capacidad de elegir las rutas y clientes, negociar tarifas y expandir su negocio, además de imponerles mayores impuestos, por lo que temen que su actividad deje de ser rentable.

“Con la nueva ley no voy a ganar ni la mitad de lo que estoy ganando”, lamenta Nelson, un conductor sin vehículo propio que transporta a pasajeros para su patrón por un estipendio de entre 40 y 60 dólares al mes, aproximadamente el doble del salario medio de un trabajador estatal.

Si el Gobierno no satisface su demanda, amenazan con concentrarse el viernes frente al emblemático Capitolio habanero, algo ilegal y nunca visto antes en Cuba, e iniciar una huelga de 10 días que dejaría a la capital prácticamente sin medios de transporte efectivos a excepción de coches particulares y un reducido número de autobuses.