La felicidad de lo cotidiano

El director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Felicidad (HRI) de Copenhague (Dinamarca), Meik Wiking, ofrece las ‘claves de oro’ para lograr el bienestar con las pequeñas cosas que están a nuestro alcance.

Los daneses parece que han conseguido ser más felices practicando un estilo de vida al que denominan ‘hygge’ (pronunciado “juga”) y que podría describirse como una sensación de bienestar, basada en la calma y la calidez de lo hogareño y en el disfrute de las pequeñas cosas.

Para aplicar esta particular forma de entender y de disfrutar de la vida, salirse del consumismo y entregarse al momento, no hace falta haber nacido o vivir en Dinamarca, ya que vivir en clave ‘hygge’ es fácil, barato y está al alcance de la mayoría, en cualquier parte del mundo.

“El ‘hygge’ se puede aplicar a cualquier aspecto de nuestra existencia cotidiana, como la iluminación, la ropa, la comida, la bebida, el hogar, las relaciones sociales o los viajes”, según Meik Wiking, director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Felicidad (HRI, por sus siglas en inglés).

Wiking es licenciado en Empresariales y Ciencias Políticas, investigador asociado por Dinamarca en la Base de Datos Mundial de la Felicidad y miembro fundador de la Red Latinoamericana de Políticas de Bienestar y Calidad de Vida, y ha escrito diversos libros e informes sobre la felicidad, el último de ellos centrado precisamente en este estilo de vida danés.

Para Wiking una de las razones de los altos niveles de felicidad que disfrutan los daneses, es su amplio apoyo al modelo de estado de bienestar, ya que consideran que los altos impuestos que pagan “son una inversión” en su sociedad, con la que están comprando calidad de vida y reduciendo el riesgo, la incertidumbre y la ansiedad entre sus ciudadanos.

Para este autor, el ‘hygge’ tiene más que ver con el ambiente y la experiencia que con las cosas en sí y consiste “en estar con las personas que amamos, una sensación de hogar, de sentirnos seguros, protegidos del mundo, y permitirnos bajar la guardia”.

“Este estilo puede practicarse teniendo una conversación sin fin sobre las pequeñas o grandes cosas de la vida, estando a gusto en compañía del otro en silencio o, sencillamente, disfrutando una taza de té a solas”, de acuerdo a Wiking.

Claves para una vida al estilo Danés

Este experto traslada a Efe algunas sugerencias para disfrutar de las cosas cotidianas y compartirlas en distintos ambientes y situaciones.

Nuestros seres queridos.- Wiking recomienda iniciar una nueva tradición con los amigos o la familia para crear recuerdos, por ejemplo jugando a juegos de mesa el primer viernes de mes, celebrando el solsticio de verano junto al mar, o compartiendo cualquier cosa que pueda unir al grupo en torno a una actividad significativa, que estrechará más sus lazos a lo largo de los años.

Nuestra relación con la comida.- La regla para preparar dulces, tartas, pasteles y otras comidas es: “cuanto más tiempo lleva cocinar un plato, más estilo ‘hygge’ es”, según Wiking, quien sugiere disfrutar del proceso lento de cocinar y, por ejemplo, hacer mermeladas en casa, que al saborearlas nos remontarán “a ese día de verano en que recogimos la fruta y la casa olía a frutos”.

Nuestra iluminación interior.- Además de iluminar con velas, que son una pasión para los nórdicos, Wiking propone replantearse la estrategia de iluminación eléctrica, repartiendo varias lámparas pequeñas por la estancia, para crear pequeñas cuevas o relajantes charcos de luz por toda la habitación.

Nuestro hogar.- Los daneses adoran el diseño de interiores y sus casas son la sede del ‘hygge’. Mientras que otros países tienen una cultura de socialización en bares, restaurantes y cafés, en Dinamarca el hogar es el centro de la vida social, de acuerdo a Wiking.

Como puntos de partida, este experto sugiere instalar en la casa una chimenea, encender velas y disponer algún elemento hecho de madera (cuánto más rústica mejor), así como libros y mantas.

Nuestro amor.- “El ‘hygge’ también consiste en estar con nuestros seres queridos en un ambiente de amor, por lo que ha sido calificado como el arte de crear intimidad”, explica Wiking, quien añade que “la verdadera esencia de este estilo de vida es la búsqueda de la felicidad cotidiana, lo que puede compararse con un abrazo, aunque sin que haya contacto físico”.