Lujo, turismo y maternidad en La Florida

Desde Rusia, el viaje al cotizado destino es más que un paseo turístico

Vista de una playa en Sunny Isles, Miami, Florida. (Shutterstock)

Una tarde reciente, las turistas rusas Anna y Helen tomaban un café con sus maridos y sus bebés recién nacidas en Sunny Isles, un destino del jet-set internacional en el sur de Florida donde se ha puesto de moda entre las rusas adineradas venir a dar a luz a pequeños estadounidenses.

Bajo la sombra de rascacielos de ultra-lujo como la torre Trump y la torre Porsche, un ejército de mujeres elegantemente vestidas pasean embarazadas o con coches de bebé de última generación. La mayoría son rusas o de países de la ex Unión Soviética.

Cuando se les pregunta su intención al venir a dar a luz a Sunny Isles, citan el buen clima, las playas de arena blanca y el mar turquesa de esta isla barrera al norte de Miami.

Pero Anna, de 34 años, es más directa. “¡Por el pasaporte estadounidense!”, dice risueña. Vino embarazada y su bebé, Melania -sí, como la primera dama- nació hace dos meses.

Conoció en Sunny Isles a su compatriota Helen, que también paseaba a su bebé de tres meses en un coche aparcado a un lado de la mesa del café.

Ambas invirtieron decenas de miles de dólares y varios meses en el proyecto, aunque no quisieron dar más detalles ni proveer sus apellidos.

Pequeña Moscú

Sunny Isles, una pequeña ciudad de unos 20.000 habitantes, comenzó a ser apodada “Little Moscow” hacia 2010, cuando aparecieron como hongos salones de belleza, supermercados, restaurantes y oficinas inmobiliarias rusas.

Hoy en día, el “syrniki”, unos pasteles dulces de queso, sustituye a la croqueta cubana y la cerveza se toma con pescado seco, a la usanza rusa.

Los carteles de las tiendas no son en inglés y español, como los residentes del sur de Florida están acostumbrados a ver, sino en inglés y ruso. Y entre ellos abundan los de agentes inmobiliarios, notarías y “servicios de pasaporte” para recién nacidos.

Curiosamente, según reportó The Daily Beast en 2017, muchas de estas nuevas familias rusas se alojan en las torres de Donald Trump, aunque no hay pruebas de que el presidente se beneficie del turismo ruso en Florida.

Las relaciones entre Trump y el gobierno de Moscú están bajo investigación desde hace hace más de dos años.

Recelosos de la prensa, la mayoría de los rusos de Sunny Isles rechazan hablar con periodistas y, quienes aceptan, lo hacen anónimamente o sin dar el apellido.

Kate, de 35 años, está entrando a un supermercado de especialidades rusas llamado -por supuesto- Matryoshka. La acompañan su marido y sus tres hijos y va con una panza de 8 meses. Es escueta. Confirma que es rusa y dice solo “vamos a dar a luz”.

Luego cita el buen clima floridano como la razón para venir aquí a tener a su cuarto bebé.

El llamado “turismo de maternidad” no es exclusivo de las rusas. Las chinas llevan años viajando en masa a California para dar a luz a sus hijos, mientras las latinoamericanas, en particular las brasileñas, prefieren Florida.

No hay datos de cuántos bebés nacen en Estados Unidos a consecuencia de esta práctica. El Center for Immigration Studies, una organización conservadora que aboga por frenar la inmigración, estimó en un reporte de 2015 que el turismo de maternidad es responsable de cerca de 36.000 nacimientos al año en el país.

Vera Muzyka, quien para 2014 trabajaba apoyando a las madres rusas en Miami, dijo a The Moscow Times que en esta ciudad nacían entre 40 y 60 bebés al mes de turistas rusas o de países de la ex Unión Soviética.

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