Neuróbica: mantén tu mente en forma

Para encontrar y recuperar rápidamente recuerdos en nuestra memoria cuando los necesitamos debemos mantener ordenados y activos los tres archivos cerebrales

Para entender cómo funciona nuestra memoria podemos imaginarla como un gran armario en el que cada cajón guarda una información distinta. (Shutterstock)

¿Sabías que tenemos distintos tipos de memoria diferentes y que para sacar todo el potencial de cada una de ellas es importante cuidarlas mediante ejercicios y recordando diferentes sucesos? “Así ‘obligamos’ a trabajar a nuestras memorias, desechando la información que no nos interesa y dando paso a ‘guardar’ aquella que realmente es importante para nosotros”, señala el docente, pianista y musicólogo Pedro López, fundador y director ejecutivo (CEO) de Liceum Gimnasios de la Mente.

Su empresa cuenta con un equipo de profesionales en Pedagogía, Psicología y Neurología, que diseñan y ofrecen una serie de actividades para distintas edades destinadas a desarrollar nuestras capacidades cognitivas, creatividad e inteligencias múltiples, en lo que se conoce como gimnasia mental o ejercicio intelectual. Uno de sus lanzamientos más novedosos es el canal Mente en forma, un servicio de gimnasia mental accesible a través de ‘apps’ como Whatssap o Telegram.

Los tres cajones de la retentiva

Según López, un buen paralelismo para entender cómo funciona nuestra memoria es imaginarla como un gran armario en el que cada cajón guarda una información distinta: la memoria trabajo u operativa, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.

“Resulta clave mantener ordenado y activo cada uno de esos cajones para que, cuando necesitemos una información determinada, ésta se encuentre disponible y sea accesible rápidamente”, asegura.

En este ‘cajón’, que es la puerta de entrada a las memorias más duraderas y está presente en las actividades diarias, encontramos la información en su estado puro, esperando a ser descartada o pasar al cajón de la memoria a corto plazo, según López.

Señala que es la memoria que utilizamos cuando repetimos mentalmente la contraseña del wifi que nos dan en una cafetería antes de introducirla en el teléfono. “Es muy frágil, por lo que si nos interrumpen a mitad de esta tarea perderíamos parte o el total de la información. Si nuestro acompañante nos pide el azúcar puede que tengamos que volver a preguntar la clave”, asegura.

Cómo entrenarla. López recomienda preparar recetas de cocina elaboradas, como “ese estofado de la familia” que ha pasado de generación en generación y para el cual debemos tener accesibles los ingredientes y el orden en el que debemos añadirlo para conseguir que nos quede bien la receta”. “Para esta receta necesitamos mantener en nuestra mente los pasos que dimos y los que nos quedan para finalizar”, recalca.

Otra forma de ejercitar esta memoria “es conversar con personas con las que no hablamos habitualmente, lo que nos obliga a mantener la atención para ir siguiendo adecuadamente la conversación, reteniendo todo lo dicho”, según este experto.

Memoria a corto plazo

Aquí se guarda la información que almacenamos recientemente, como los eventos que ocurrieron hace unas horas. Un ejemplo sería recordar las actividades realizadas el día anterior o cuánto nos costó una prenda que compramos esta semana, según López.

“Esta memoria dura un poco más que la anterior y actúa de filtro, ya que parte de la información que guarda se mantendrá al cabo del tiempo, pero otra se perderá. No podemos retener toda la información de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nuestro cerebro necesita olvidar aquello que no sea importante”, asegura.

Cómo entrenarla. López aconseja intentar responder a estas preguntas del día a día: ¿Qué comí ayer?, ¿Qué ropa me puse el pasado lunes para salir a la calle?, ¿Cuál es el último libro que leí?, ¿qué hice el fin de semana pasado?, ¿Qué cené el pasado miércoles?, ¿Cuál fue la última película que vi en el cine?, ¿Cuál fue el último mar/océano en el que me bañé?

Memoria a largo plazo

Es la memoria consolidada y que nuestro cerebro “considera” lo suficientemente importante como para que perdure en el tiempo. En ella guardamos información general y de nuestra historia de vida, según el CEO de Liceum.

Según López, se trata de un gran cajón, en el que se guardará durante un periodo de días, meses, años o décadas. “Allí es más probable que se guarden aquellas informaciones que son útiles para obtener una recompensa o nos permiten evitar algo desagradable. Es la memoria que nos recuerda llevar las llaves al salir de casa, tras la experiencia de haberlas olvidado dentro y tener que pagar una factura al cerrajero para que nos abriera la puerta, por ejemplo”, señala López.

Cómo entrenarla. El experto sugiere ejercitar esta memoria recordando fechas importantes para cada uno de nosotros, como cumpleaños de seres queridos o aniversarios.

“Otra forma de reforzarla consiste en tratar de tener accesibles en nuestra mente los nombres de personas importantes, preguntándose: ¿Soy capaz de nombrar diez actores o actrices de la actualidad?, o ¿puedo dar el nombre y apellidos de diez escritores que me gusten?

Entrenando la memoria con los nombres

López comparte con Efe un ejercicio de gimnasia mental para ayuda a retener la información en el instante en que la recibimos. “Una situación que nos suele causar conflicto es cuando nos presentan a una persona y descubrimos, minutos después, que no recordamos su nombre. Este es un buen momento para entrenar nuestra memoria”, señala.

“Cuando estamos en una presentación, necesitamos tomarnos unos segundos para prestar atención al nombre de la persona que nos presentan. Algunos recursos útiles en ese instante son repetir su nombre en la conversación, imaginarlo de forma escrita y hacer preguntas de tipo “¿tu nombre lleva h?”, sugiere López.

“Otro consejo práctico es utilizar el nombre de la persona en los primeros minutos de conversación (“tienes razón Carlos...”, “estoy de acuerdo Marta...”), con lo que nuestra mente confirma que la información es correcta y efectúa una recuperación exitosa de la información, lo cual potencia la memoria”, concluye.

Por Daniel Galilea

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