Pilar Sordo: “Fuimos educados más en el miedo que en el respeto”

Con motivo de la conferencia que impartirá próximamente en Santiago, la psicóloga chilena comparte sobre las consecuencias de la formación en el hogar y cómo se adentró en el mundo de la autoayuda

La psicóloga vendrá al país debido a la invitación de las Asociaciones de Padres del Santiago Christian School y del Colegio Iberia. (Fuente externa)

A propósito de la conferencia “No quiero crecer: cómo superar el miedo a ser adulto”, que impartirá el próximo 18 de septiembre en el Teatro Cibao, en Santiago, la psicóloga y autora chilena Pilar Sordo comparte con Estilos cómo incide la formación que los padres de esta generación recibieron en sus hogares en la crianza de sus hijos. Además, se va detrás del micrófono y de los libros para compartir sobre qué la llevó al mundo de la autoayuda y cómo este la cambió a ella.

Hemos escuchado sobre la desesperación de los niños por crecer. ¿De dónde surge el temor a ser adultos?
El temor a ser adultos tiene que ver con el testimonio que estamos dando los adultos. En general los niños o adolescentes miran a la generación adulta como amarga, triste, poco lúdica, con poco tiempo, con poca capacidad de juego, cansada permanentemente; que no baila, que no canta y que no agradece. Eso hace que los niños sientan temor a la adultez porque la perciben grave y pesada.

¿Cómo inciden los padres en que sus hijos no quieran crecer?
Los padres son los primeros testimonios y referentes que muestran cómo se enfrenta la adultez cotidianamente. Si además no expresan emociones, no se ríen, no lloran delante de sus hijos, no muestran estar asustados, los niños sentirán que hay una especie de coraza impenetrable en el mundo adulto que les ocasiona más susto.

Usted declaró que: “Somos una generación que le tuvo miedo a sus padres y hoy le tememos a nuestros hijos”. ¿Cómo fue la formación de los padres de esta generación y cómo está afectando la crianza de sus hijos?
En general nosotros -la generación de 40 y 50 años- fuimos educados mucho más en el miedo que en el respeto. De hecho, el respeto se producía por consecuencia del temor o, por el contrario, era fruto de ver a papás congruentes en lo que hacían, ya que cumplían su palabra y hacían lo que decían.

Ahora el miedo se produce porque nosotros queremos que nuestros hijos nos amen profundamente y nos aprueben permanentemente en todo lo que hacemos. Por lo tanto, la sensación de querer ser aprobados y la ansiedad de no querer obtener un rechazo de parte de nuestros hijos genera un susto a equivocarse, a hacer las cosas mal, a mezclar lo mejor de nuestra educación con la modernidad, y eso nos enreda. Entonces oscilamos entre dos polos.

La investigación prueba que para educar bien a un hijo/a, se requiere de cinco prácticas diarias: ternura, firmeza, fuerza de voluntad, paciencia y sentido del humor. Pilar SordoPsicóloga