¿Los pañales se dejan o se sacan? Conoce la respuesta

Como adultos es nuestra responsabilidad acompañar de forma respetuosa los procesos de nuestros hijos.

Es importante preguntarnos quién es el que tiene apuro cuando hablamos de dejar el pañal. (Shutterstock)

El tiempo de los adultos y el de los niños muchas veces no es el mismo.

Los grandes vivimos apurados y nos cuesta detenernos para dedicarle el tiempo que realmente necesitan algunas cosas. Como padres, muchas veces trasladamos esa prisa a nuestros hijos y sobre todo a su crecimiento.

El control de esfínteres es un proceso propio de cada niño y nada podemos (ni debemos) hacer para acelerarlo. Conoce por qué es importante respetar su tiempo fisiológico y no forzar algo que, tarde o temprano pasará.

¿Antes es mejor?

“Todo proceso que se intenta acelerar termina arruinado, desde un pastel que quieres sacar del horno antes de que esté cocido en adelante. Y luego ponerse a reparar esas torpezas provocadas por la ansiedad del mundo adulto es mucho más complicado. Si una persona pequeña no tiene apuro por entender cómo funciona su cuerpo el adulto debe acompañar ese proceso y no acelerar sus tiempos”, propone Melina Bronfman, la consultora en crianza, en sus redes sociales.

En todo proceso, decodificar los mensajes de los niños nos ayudará a comprender cuando están listos para, en este caso, dejar el pañal.

Algunas señales que dan los niños en esta etapa: piden jugar con masa, juegan a vaciar y llenar, se pone receloso de sus pertenencias y le cuesta prestar sus juguetes.

Dejar el pañal es parte de un proceso, no debería ser “la meta”. No se llegará allí de un día para el otro sino que se dará durante un tiempo. Seguramente cada niño tendrá el suyo y ninguno será mejor ni peor que el otro, será propio.

Al evitar forzar algo para lo que aún no se está listo evitamos trastornos posteriores. No entorpezcamos el camino de nuestros hijos, seamos facilitadores respetuosos de sus tiempos y ayudemos a que se sientan contenidos y seguros con nosotros. Confiemos en ellos. Los pañales no se quitan, se dejan. Y si aún no es, es porque no tenía que ser.