Marruecos sufre su primer atentado yihadista en cinco años

Las autoridades marroquíes llevan a cabo operaciones periódicas contra presuntos yihadistas

Imagen de referencia. (Fuente externa.)

El asesinato de un policía en Casablanca por parte de tres presuntos yihadistas es el primer atentado de este tipo cometido en Marruecos desde 2018, cuando tres terroristas mataron a dos jóvenes turistas escandinavas en las montañas del Atlas.

Las autoridades marroquíes llevan a cabo operaciones periódicas contra presuntos yihadistas y entre los planes de los detenidos suelen aparecer las instituciones de seguridad.

Según informaron a EFE fuentes policiales, en las últimas dos décadas y hasta hoy habían sido asesinados dos agentes en dos atentados. El primero fue un gendarme asesinado en Meknés en 2003 y el segundo un policía en Casablanca en 2007.

El atentado del que informaron este miércoles las autoridades marroquíes se produjo a principios de este mes en Casablanca, cuando tres hombres mataron a un agente de tráfico y quemaron luego su cuerpo para intentar ocultar el crimen.

Los tres hombres, detenidos hoy, habían expresado su lealtad al autoproclamado Estado Islámico y "estaban decididos a llevar a cabo un proyecto terrorista local", afirmó servicio de inteligencia interna de Marruecos (DGST) en un comunicado.

Para ello pusieron en la diana a este agente, al que pretendían matar y robarle el arma para atracar luego un barco.

Según el analista marroquí Driss Gamburi, especialista en grupos extremistas, las fuerzas de seguridad y las autoridades siempre han sido el blanco de los terroristas por considerarlos como "valedores de los regímenes apóstatas".

Para Abdelouahab Rafiki, especialista también en yihadismo, este hecho indica que la ideología extremista sigue existiendo en Marruecos, por lo que insta a redoblar el esfuerzo antiterrorista en el país.

"Es un hecho grave porque se cometió contra un agente que representa al poder y al Estado", opina.

En octubre del año pasado, las autoridades marroquíes informaron del arresto de cinco personas leales al Estado Islámico en varias localidades del país que tenían como objetivos a efectivos e instituciones de seguridad.

Y un mes antes, en otra operación con los servicios de seguridad de Estados Unidos, se detuvo en Casablanca a un joven de 29 años que planeaba apropiarse de armas de fuego de policías para usarlas en acciones terroristas.

Último atentado

El último atentado yihadista en Marruecos se produjo en 2018, cuando tres jóvenes decapitaron a dos turistas nórdicas en una zona montañosa cercana a Marrakech. Por esta causa se condenó a 25 personas a entre cinco años de cárcel y la pena de muerte (que en la práctica no se aplica en Marruecos).

Los miembros de esa célula tenían a los extranjeros como objetivo, pero también planeaban atentar contra patrullas de la Gendarmería Real y puestos de policía.

Entre el atentado de 2018 contra las dos turistas nórdicas y el anterior registrado en Marruecos pasaron siete años. Fue en 2011 en un café de la ciudad sureña de Marrakech, cuando murieron 17 personas al explotar un artefacto colocado por un terrorista.

En enero de 2022, un marroquí asesinó con un arma blanca a una mujer francesa y agredió a otra belga en dos ataques perpetrados el mismo día en las ciudades meridionales de Tiznit y Agadir, antes de ser detenido.

El caso fue investigado en principio como terrorista por el tribunal de Rabat especializado en terrorismo, pero la justicia marroquí no juzgó finalmente a su autor al considerar que tenía problemas mentales y decretó su ingreso en un psiquiátrico, algo que ha ocurrido en casos parecidos.

Marruecos lleva a cabo operaciones antiterroristas de forma continua, la última el pasado febrero, cuando fue arrestado un hombre por enaltecimiento en la localidad norteña de Castillejos, fronteriza con la ciudad española de Ceuta, a quien se le incautó una espada de gran tamaño y varios cuchillos.

También en febrero fueron detenidos tres islamistas radicales por imponer un "impuesto revolucionario" a comerciantes de Fez para dejarles ejercer su actividad y en enero se desmanteló, en una operación conjunta hispano-marroquí, una célula del Estado Islámico con tres miembros en el sur de Marruecos y en el sur de España.

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