Villancicos, Ocoa y Tyson

El coro del Banco Central adelanta el cielo en San José de Ocoa

San José de Ocoa, el valle intramontano más atractivo del sur, tuvo este año un adelanto del cielo. En la iglesia parroquial, al iniciar la mañana del domingo pasado, el Coro del Banco Central de la República Dominicana, invitado por La Jornada Ocoeña, convirtió la celebración de los villancicos en algo más que un simple concierto: fue una fiesta de fe, belleza y comunidad para inaugurar la Navidad en nuestro pueblo.

Bajo la dirección de la soprano lírica Pura Tyson, dueña de un vibrato extraordinario y de un timbre cálido y expresivo, el coro ofreció un programa de villancicos clásicos y canciones navideñas que lograron lo que la buena música siempre consigue: unir generaciones, despertar recuerdos y abrir el corazón a lo mejor de nosotros mismos.

Desde los primeros acordes se sintió que no estábamos ante una simple presentación artística. Cada pieza fue interpretada con cuidado y respeto por el sentido profundo de la Navidad. No se trataba solo de “cantar bonito”, sino de transmitir un mensaje: la invitación a vivir este tiempo como una oportunidad para reconciliarnos, agradecer y renovar la esperanza. Las voces, perfectamente sincronizadas, llenaban la nave del templo y parecían abrazar a los presentes.

Pura Tyson, con su presencia serena y segura, dirigía con la elegancia de quien conoce tanto la técnica como el alma de la música. Entre pieza y pieza, su gesto marcaba las entradas y los matices, pero también dejaba espacio para que cada coralista aportara lo mejor de sí. Ese equilibrio entre disciplina y entusiasmo se notó en los coros finales, en los que la iglesia entera parecía respirar al mismo ritmo.

El público respondió con gratitud y entusiasmo. Familias completas, abuelos con sus nietos, jóvenes, niños y adultos mayores se dejaron envolver por los villancicos de siempre y por otros menos conocidos que el coro interpretó con frescura. Más de uno se descubrió tarareando en voz baja, mientras los ojos se humedecían al recordar navidades pasadas, seres queridos ausentes o momentos felices que la música tiene la virtud de rescatar del olvido.

En tiempos en que la Navidad corre el riesgo de ser reducida a consumo, ruido y prisas, un concierto como este devuelve las cosas a su sitio. En la iglesia de Ocoa, el foco no estuvo en las ofertas comerciales ni en las carreras de último minuto, sino en el mensaje esencial: el nacimiento de Jesús como buena noticia para los humildes, los cansados, los que esperan algo mejor para sus familias y su país.

El Coro del Banco Central, además, dejó una lección silenciosa pero elocuente: las instituciones, más allá de su función económica o administrativa, tienen un rol cultural y humano que no deben descuidar. Que un banco central mantenga un coro de esta calidad habla de una visión que entiende la cultura como parte del desarrollo integral de la sociedad.

Al finalizar el concierto, los aplausos se prolongaron como si la gente quisiera decir con las manos lo que tal vez no encontraba palabras para expresar. No era solo un reconocimiento a la calidad vocal e interpretativa, sino gratitud por el regalo espiritual que acababan de recibir. Muchos salieron del templo con una sonrisa distinta, menos tensa, más luminosa, como si el concierto hubiera limpiado un poco el polvo de las preocupaciones diarias.

Así se hizo presente la Navidad en San José de Ocoa: con voces que elevan, con música que une y con una comunidad que, por un momento, se sintió más cerca de la paz que tanto anhela. Y en el centro de todo, una artista dominicana, Pura Tyson, y un coro que demuestra que cuando el talento se pone al servicio de la fe y de la gente, la Navidad deja de ser una fecha en el calendario y se convierte en una experiencia que transforma.