El misterioso paciente cero de la herencia imposible

Alguien escribirá algún día la novela de la increíble historia de la herencia de la familia Rosario

Alguien escribirá algún día la novela de la increíble historia de la herencia de la familia Rosario. Será alguien con información confidencial y buenos contactos en el complicado mundo de las herencias, que narrará cómo un día alguien pensó que lo de La Rosario, la mina de oro, y el apellido de su tatatatatarabuelo paterno don Celedonio Rosario (de los Rosario de Cotuí)  no podía ser casualidad.

Y así, ese alguien se acercó un día a un alborotado abogado, tímidamente, con más dudas que monedas y el “caso” comenzó a  tomar forma. Y no hubo vueltas atrás.

La bola de nieve  iba creciendo y creciendo.  Había antecedentes: la herencia del barón de la Atalaya, la de los Borbón... esas historias eran la prueba de que la vida es rara y de que para ser realista hay que saber que los milagros ocurren.

Los pesos pronto fueron dólares. Y los dólares euros. El Banco de Reservas, el Banco Central de la República Dominicana, el Banco de España, el de Zurich, el Banco Santander. La embajada de España, el  Consulado General, el Palacio Nacional... Decenas, centenas, miles de herederos se movilizaban ante cada una de las sedes exigiendo que los millones, luego billones, finalmente trillones (de euros, ya se ha puntualizado) que les correspondían fueran devueltos a sus legítimos dueños.

Nadie sabe muy bien cómo empezó todo, pero cuanto más público se hacía el caso, más protegidos se sentían los estafadores y con más fe los Rosario se inscribían en la lista. Además... les daban un pin, el swift, el NIC. Todo se ajustaba a las normativas internacionales.

Nadie sabe quién fue ese “paciente cero” que arrancó contando una fábula a un abogado inescrupuloso. Quizá irá el día 26 de septiembre y escuche desde una esquina, discreto, como ajeno,  la historia en el juicio.


Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Actualmente es la directora de Diario Libre. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.