Comercio y relaciones

Los problemas entre Haití y la República Dominicana no se van a resolver con diálogo, ni con diplomacia, ni con presiones de camioneros, sino por el entendimiento que logren las élites económicas de ambos países para repartirse los mercados.

Los desniveles económicos y la tradicional ojeriza con que nos hemos mirado, han impedido el desarrollo de un comercio formal entre ambas naciones. Lo de los mercados binacionales en pequeños pueblos fronterizos, no es la forma de integrar unas economías que se necesitan la una y la otra.

El experimento de Fernando Capellán en la frontera ha hecho más bien a las relaciones bilaterales que todos los tratados y acuerdos que hemos firmado, y que han sido violados todavía con la tinta fresca.

Pero se necesita más integración del lado haitiano a esos proyectos. La élite de ese país está tratando de crear su mercado interno equivocadamente tratando de eliminar el comercio con los dominicanos. El resultado va a ser mayores costos para el consumidor haitiano y la reproducción de los problemas que han llevado a ese país a su situación actual.

Se necesitan joint-ventures en electricidad, comunicaciones, zonas francas, comercio en todos sus renglones, es decir, actividad formal que genere impuestos para que el Estado haitiano pueda comenzar a pagar su deuda social.

Las relaciones entre Haití y la República Dominicana se arreglarán cuando se instalen Pola y Jumbo en Haití, con socios haitianos.

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