El comienzo
En una entrevista concedida en Argentina, el Juez Sergio Fernando Moro, el que trabaja el caso Lava Jato (que destapó posteriormente los casos de corrupción de Odebrecht en todo el mundo) destacaba que los aspectos importantes en estos macro procesos “son la celeridad en los trámites, la figura de delación premiada, una cooperación internacional, el apoyo de una policía independiente y una opinión pública favorable.”
Y en esas estamos. De lo que se trata ahora es de desmontar la corrupción como una regla de comportamiento de la clase política aliada con grupos de empresarios o convertida ella misma en clase empresarial.
Buen discurso el del Procurador. Tono convincente, enérgico pero no apresurado e involucrando a la ciudadanía a ser parte de la solución, más que de la algarabía. Existe, debe existir, la presunción de inocencia, pero más allá de los corruptos preferidos o los sospechosos habituales, se trata de limpiar el Congreso y el Senado, los partidos, los tribunales... Nos acostumbraron a la impunidad, eso no se supera solo con palabras.
Las autoridades tienen el camino de la credibilidad lleno de obstáculos y necesitarán empeñarse el doble. En realidad lo de ayer es un primer paso, el más sencillo porque la investigación vino avanzada. Ahora empieza el difícil, el de mantener el timón fijo hasta llegar a puerto. En los procesos de corrupción más sonados se llegaba hasta el tribunal... pero nunca se bordaba el final.
Dice también Moro que “los corruptos son criminales seriales, siempre cometen más de un crimen.” Por eso, porque no podían parar, cada vez necesitaron de procesos más sofisticados y de sobornos/extorsiones más jugosos. La opinión pública es dura... pero es necesaria.
IAizpun@diariolibre.com