El día libre

El trabajo de 9 a 5 de lunes a viernes ya no responde a las necesidades de muchas empresas... ni de muchos trabajadores que aspiran a horarios flexibles o trabajo remoto.

Se trabaja cualquier día. Pregúntenle si no a médicos, enfermeras y conductores de ambulancia. Políticos, (incluido el Presidente Medina) periodistas, fotógrafos, camarógrafos, locutores, prensistas. Policías, militares, guardaespaldas, porteros de discoteca, animadores de hotel, payasos de cumpleaños, cantantes, actores, tramoyistas y taquilleras de los cines. Pilotos, azafatas y auxiliares. Cajeras de supermercados, gondolistas, personal de mantenimiento, gerentes de sucursal. Los encargados de la lavandería, sastrería y zapatería. Peluqueras, manicuristas, recepcionistas del salón. Dependientes de tienda, camareros, chefs, pinches, anfitriones de los restaurantes. Taxistas y uberistas. Técnicos de telefonía, personal de call centers, personal de los bancos y encargados de reclamaciones. Y ni hablar de abogados, arquitectos o publicistas que tienen fechas de entrega y cumplen... o no cobran.

La lista es cada vez más larga. Se deberá discutir el régimen de días libres y la paga pero el mundo ya gira en semanas flexibles. Queremos como clientes tener todo en cualquier momento. Y para que esto ocurra alguien tiene que estar trabajando.

Crear empleo formal de calidad, fomentar la competitividad y la productividad, mejorar los salarios. Esos deben ser los objetivos de la reforma. Los empresarios no van a poder irrespetar los derechos adquiridos de sus trabajadores ni empeorar las condiciones laborales. Perder a sus mejores empleados es un lujo que no se puedan dar.

(Quizá los sindicalistas no trabajan los festivos. Pero sus declaraciones se leyeron el lunes... porque muchos otros sí trabajaron el domingo.)