Golpe al narcotráfico

El negocio del narcotráfico y del lavado de activos es uno de los “males de raíces hondas” de nuestro tiempo. Un prominente narcotraficante lo llamó “la bomba atómica de Latinoamérica” porque junto a las condiciones ambientales e institucionales que facilitan la producción de drogas en nuestras tierras, está también la cercanía con el mayor mercado de consumo en el mundo: los Estados Unidos.

El volumen de dinero que produce el narcotráfico es tan grande que permite a los capos de la droga comprar su impunidad e influir en los sistemas políticos. De hecho, cada vez que en nuestro país se ha desmantelado una gran banda de narcotraficantes aparecen dirigentes políticos y en algunos casos, miembros de los poderes públicos.

El hecho de que el narcotráfico se haya diversificado a productos sintéticos ha abierto otras crisis, como la de los opiáceos en los Estados Unidos, y nuevas fuentes de enriquecimiento. Ahora, junto al capo matón latinoamericano convive el empresario fabricante de medicamentos y todo el entramado de abogados, contadores y otros profesionales.

Para nuestro país, el juego se presenta más complejo porque el narcotráfico ha debilitado las instituciones de persecución de ese delito penetrándolas a base de dinero, y participa casi de manera abierta en nuestros procesos electorales.

La Procuraduría General de la República se anotó un tanto con los procedimientos realizados ayer. Solo falta que junto a la cooperación internacional prepare un caso sólido para tranquilidad de todos.