La seguridad es un protocolo inviolable

El dominicano, en su desesperación por disfrutar de cierta seguridad, abraza actuaciones que son, sin darse cuenta, la razón misma por la que existe la inseguridad.

El caso del policía que se disfrazó de sacerdote y mató a un señor que tenía secuestrada a una madre y a su pequeño hijo, es un caso en punto.

Lo que se observa en el vídeo antes del tiroteo, es a un señor entregado, que está tratando de demostrar que no tiene que ver con el hecho del que se le acusa.

El policía parece que no tuvo la paciencia para esperar un poco más y resolver la situación por el camino que iba: un desenlace pacífico. No. El policía decidió jugar a ser juez y verdugo y esos no son sus papeles, sino que pertenecen a la sociedad organizada por medio de tribunales y cárceles.

Pero, analicemos otros contextos: ¿Cuál hubiese sido la actitud de la población si en el tiroteo matan al niño o a la señora? Los mismos que hoy apoyan el método utilizado por el policía estarían rasgándose las vestiduras y pidiendo ejemplares sanciones para el agente. ¿Cuál hubiese sido la actitud de cualquiera de los que opinan a favor si el muerto hubiese sido su padre o su hermano?

La policía, bajo ningún concepto puede arrogarse el papel de juez y de verdugo. Ya lo hemos sufrido desde las persecuciones políticas hasta los ajustes de cuentas, muchas veces para tapar el dolo de los mismos agentes.

Ningún país puede desarrollarse si no se respetan los derechos de todos y la vida es el más importante. A ninguna institución se le deben otorgar más “derechos” que los que debe tener para cumplir su función y la de la Policía no es matar a los sospechosos, sino traducirlos a la Justicia.