Medidas sanitarias, no económicas

Luego de las elecciones presidenciales y congresuales del pasado domingo, el país vuelve a la covidianidad.

Los informes indican que han aumentado los casos de infectados con el COVID-19, que las unidades de cuidados intensivos en los hospitales y clínicas están al borde del colapso y que no se aprecia un comportamiento de la población acorde a la situación que se vive, lo que podría aumentar el número de casos con sus consecuencias sobre el sistema de salud.

Ya se habla de tomar medidas para contrarrestar el avance de la pandemia. Lo que queremos advertir desde aquí, es que las medidas a tomar deben ser sanitarias y no de carácter económico. Me explico.

El Gobierno tiene que hacer lo que esté a su alcance para controlar los focos de contagio, aunque sea militarizando los lugares donde se localicen esos focos, pero no detener la apertura de la economía.

Volver atrás o ralentizar la apertura implicará más suspensiones o despidos de trabajadores que posiblemente no vuelvan a esos empleos.

Más desempleo implica que habrá mayor demanda que oferta y, por tanto, descenso en los salarios a pagar, lo que nos afecta a todos. Menor oferta significa menos futuro para los profesionales que egresan de las universidades y de las escuelas técnicas y menos oportunidades para los jóvenes que ingresan a la vida laboral, y numerosas razones más.

Por tanto, es imperativo que se siga fomentando el relanzamiento económico del país, que se mantengan los incentivos y que se ataque fuertemente el avance de la pandemia, sin perjuicio del empleo.