Problemas en el paraíso
El transporte turístico en la región del Este del país es una fuente de problemas que no comenzaron con la llegada de Uber y de otras plataformas.
Los llamados sindicatos del transporte en la zona llegaron a impedir la llegada de rutas desde la capital de otras compañías de autobuses (no necesariamente turísticos) y se opusieron a menudo por la fuerza a cualquier intento de apertura de un mercado que consideran es de su exclusiva propiedad.
En varias ocasiones (de nuevo, anteriores a la llegada de estas plataformas) se asociaron nombres de políticos relacionados al sector que habrían actuado como protectores de estos privilegios.
Turistas amenazados y ciudadanos dominicanos sacados de los vehículos son víctimas de un sistema que protege a grupos que no dudan en usar métodos violentos.
En otros puntos del país estas compañías han encontrado su lugar en el mercado y las compañías tradicionales de taxis conviven con ellas. Ha mejorado el servicio y los precios. Menos en el Este, donde ni siquiera los hoteles están autorizados a mover a sus huéspedes.
¿De verdad el problema es Uber? ¿Por qué allá sí y en la capital no? Es obvio que deberán registrarse, cumplir la normativa, pagar sus impuestos... ¿Pero de verdad alguien cree que el problema del transporte en el Este son las plataformas y no los sindicatos del transporte turístico?
La paz social que tanto necesita el turismo para poder crecer no se compra concediendo privilegios a grupos que no dudan en saltarse ellos mismos las leyes y usar la fuerza para preservar sus privilegios.
Unas ventajas, además, que nunca debieron tener.
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