El dólar no es etéreo, sino terrenal

Si hay dólares de sobra, ¿para dónde salen?

Hay discusiones que se parecen al molondrón: escaso de sabor, baboso y efectivo en dieta. La del dólar, por ejemplo, en que las partes, todas, parecen tener razón.

Alguien dijo que no hay verdades, sino versiones, o como diría La Lupe: cada cual cuenta el cuento a su manera. Las autoridades aseguran que la divisa abunda, y los empresarios que falta o que no aparece.

He ahí la cuestión: ¿verdad o versión? ¿Quién habla verdad o da versión? Saber una cosa o la otra sería fácil, pero además importante, pues de por medio está la economía del país.

No tiene sentido que los empresarios se quejen solo por fastidiar, pero las autoridades deben dar algo más que la cara: apoyar su palabra con hechos.

Los legos no entienden eso de que la economía dominicana producía antes los dólares que necesitaba y ahora no. ¿ Acaso se esconden nuevas demandas? De que al coco no le entra agua, tampoco convence.

Los empresarios y los funcionarios se supone gente ocupada, y no son ángeles y arcángeles. Que la estabilidad está bien, pero ¿a qué precio?

Que el dólar es un bien tan terrenal como Punta Catalina.