El problema ahora es Haití
Un magnicidio son palabras mayores
La creencia era, o así se profería, que cuando Estados Unidos tosía al país le daba pulmonía. La circunstancia cambió o por lo menos los términos.
Allá hubo Trump y aquí se siguió a caballito que le ponen la carga y no la siente. Ahora Biden y como que el Gobierno no se entera.
Todavía clasifica y desclasifica, pero nada con lo que no se pueda vivir. A cada informe se le saca la lengua, pues nunca es para tanto.
El problema ahora es Haití, siempre con fiebre alta, que no sale de una y con tanta inestabilidad que hasta mata a su presidente.
El miércoles el Gobierno amaneció más temprano y no por culpa del sol, que apareció en el horizonte a la hora acordada, sino de Haití.
En el vecino país, como gobernadores del rocío, las situaciones políticas se dan de madrugada. Ahora fue un magnicidio, palabra mayor, pero en otras ocasiones golpes de Estado o sus repentes habituales.
Pareciera como si los haitianos no durmieran, o fueran zombis, o el vudú los obligara a tener un ojo cerrado y otro abierto.
El mandatario dominicano debió espantar el sueño y arrancar el día antes de lo debido, pues Haití no es juego, ni con Haití puede jugarse.
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