La labor llevará su tiempo
La gente de la calle no tiene tanta paciencia
Las disposiciones del presidente van en la mejor dirección de una profunda reforma de la Policía Nacional.
La gente –según Benny Hill– quería caras nuevas y el Ejecutivo dio caras nuevas en la dirección y subdirección. El cambio de rostro y mando no sería lo más importante, pero conviene que continente y contenido se apliquen.
Ahora bien, existe un problema de tiempo. Si se cuenta el orden, los espacios y sobre todo las realizaciones, la Policía nueva no será cosa de pasado mañana.
Tardará un poquito más que la calma de la gente, que cuando la ve asomar, la quiere inmediatamente. Debió haber empezado en la transición, o en los primeros días de gobierno.
Eran necesarios los asesores, y las mesas de trabajo, para acotejar aspectos varios y que hubiera presentaciones diversas.
Ahora se habla de depurar con personal extranjero desde generales hasta rasos, y esa labor llevará tiempo, tanto como para desesperar. Y después de que los asuntos estén organizados, se hará difícil deshacer para ajustes a improvisar sobre la marcha.
Todo lo acordado llevará a un justo final, pero tomará tiempo, y lo tienen las autoridades, pero no la gente de la calle.
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