La lección de las habichuelas con dulce
Ojalá no se olvidara esta experiencia
Llegó Semana Santa y el pueblo se quedó sin las habichuelas con dulce del gobierno. El tema ya no se trata, salió de foco, pero no se sabe si fue archivado o el reparto se hará cuando nadie lo espere.
La magia de los actuales mandatarios está en lo sorpresivo, que un día puede darse en visita, pero en otras y mejor con maná caído del cielo.
En una población del sur se hizo el milagro de las habichuelas con dulce, pero salieron del peculio de un senador. El Bautista, que ya es san Juan, quiso endulzar a sus electores, pues la hermanísima le está haciendo la vida imposible con tanto agrio.
El hecho parece insignificante, pero no lo es. Habría que preguntarse en un país que carga a Odebrecht y no lo siente, ¿cuántas licitaciones fueron objeto de tanto cuidado?
Si Contrataciones fuera en todo como fue con las habichuelas con dulce, en el gobierno nadie metiera la mano y los escándalos no serían tan frecuentes.
Rara la situación, pero se dio. Las habichuelas con dulce pagaron las habas, y no las tazas rotas porque estas no fueron usadas.
La experiencia fue buena y ojalá no se olvidara.
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