Minicruzada perversa contra la vacuna

Hay quien no hace y tampoco deja hacer...

El dominicano sabe tomar y dejar, entrecoger, como dicen en los campos. Distinguir entre una opinión científica y un retozo de la calle.

La pandemia, entre otras consecuencias, hizo a muchos especialistas en todo y graduados de nada, y esa ha sido la mayor resistencia a la política oficial.

El Gobierno, eso fue lo que se dio a entender con un comunicado, consensuó la tercera dosis, y a quienes correspondía de primero, empezaron a inyectarse.

Lo que se entendió como propósito era un reforzamiento, tener mayor seguridad de la inmunización.

Ponerse la Pfizer no desacredita a Sinovac ni a AstraZeneca, ni a ninguna otra, pues todas buscan curar o prevenir.

La reunión consagratoria del Palacio se dio delante de las cámaras, y todo el mundo pudo conocer razones y ver que no se ocultaba nada.

¿A qué entonces esas voces que se levantan y crean sospechas innecesarias o demeritan los operativos anteriores, la primera y segunda inyecciones?

Resulta perversa esa minicruzada, pues se trata de gente que se asume con credenciales, incluso con fama de facultativos, pero que actúa como los desaprensivos de las redes sociales.

No es dejar pasar todo, pero sí dejar hacer algo.

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