¿Por qué el Gobierno revive a Catalina?

En la situación como está, ese muerto pesa

Cuando se estrene Misión Imposible 20, se acaben los apagones y la factura sea barata, se irá en procesión a Punta Catalina a agradecer el milagro. La Virgen de la Altagracia que se prepare, pues posiblemente pierda majestad y Punta no sea una mera punta, sino una verdadera santa. Santa Catalina.

Sin embargo, por ahora y por otro buen rato, Punta Catalina será una mala palabra, una ofensa a la inteligencia y una piedra de escándalo.

La culpa no es de la planta, sino de la percepción de la gente, y víctimas de una campaña que las convierte en lo peor del género eléctrico. El gobierno y los interesados intentaron vestirla de seda y un chusco, dándosela de técnico, dijo que como quiera mona se queda.

Aunque más equívoco lo que sucede ahora. Aun cuando la marcha se olvidó de ella, y la opinión pública encontró en las primarias un tema de mayor interés y la población un mejor entretenimiento, de golpe y porrazo la reviven con amoniaco. Nadie entiende cómo el Gobierno la pone de nuevo sobre el tapete, si todavía no da luz ni baja la tarifa, y el oprobio vuelve a las calles con el caso Odebrecht. El boomerang de mitad de año, al parecer.