Todo es político y se le busca la vuelta...

Cada caso de corrupción es un show

Dinamarca debiera ser un país aburrido y los daneses gente sin entretención, hablando en términos de pueblo. Sin embargo, no. Se les cuenta entre los más felices del planeta. Decía porque no tienen corruptos, y por consiguiente tampoco los escándalos tan habituales en estas latitudes. Y no es percepción, sino una realidad comprobada.

Los daneses son los menos corruptos del mundo, y eso no lo dicen ellos, sino que figura en un ranking creado a partir de una encuesta entre naciones.

¿Qué es un acto de corrupción en Dinamarca? Que a un alcalde lo inviten a comer y pida el vino más caro en un restaurante del cual es socio. Que un ministro niegue papeles a un refugiado sabiendo que llena los requisitos.

Los dominicanos remontan el río aunque sus aguas sean caudalosas.

Más felices que las lombrices, pero con corruptos conocidos o por conocer. Con expedientes abiertos o que nunca se han cerrado porque la puerta carece de bisagras.

Aquí a todo se le busca la vuelta. Cada caso que se reactiva es un show, o persecución política, y no es percepción, sino una apreciación compartida como si fuera unánime.

Antes no eran suizos, ahora tampoco daneses.