Un Gobierno que no trabaja solo

Da plazos, pero no hay plazo que no se cumpla

El Gobierno de este tiempo tiene de bueno que no hace nada solo, se hace acompañar, consulta, pero sobre todo da plazos.

Supónganse salirle de frente y a mano pelada a un rodado tan contundente como el alza de precios de productos de la canasta.

Como los empresarios tienen guantes y más experiencia de pelota, que sea suya la jugada, y el Gobierno, como umpire, la cantará.

Solo que es un juego detenido, pospuesto por lluvia, y a darse más adelante. Reasignado para dentro de diez días, y empezó la cuenta.

No hay que olvidar lo que escribió el poeta, y que declamado forma parte de la sabiduría popular: no hay plazo que no se cumpla.

Se cumplirá el de los precios, pero también otro que ya nadie recuerda: el de la seguridad ciudadana, en la que notables de los medios recomendarán qué hacer con la Policía.

La Policía no dice nada, cosa del comandante, pero llegada la ocasión, entregado el resultado, dirá: “¡Ah, estos civilones ! ”

Los expertos que fueron dejados de lado, con todo el rencor del mundo, consideran que los plazos y las comisiones solo sirven para ganar tiempo, nunca para solucionar.

Evidentemente se pasaron.

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