Duarte vigente
Los peligros que se ciernen sobre la nacionalidad dominicana han devuelto la vigencia -que nunca debió haber perdido- al pensamiento patrio de Juan Pablo Duarte y Diez.
Y no nos referimos solamente a los peligros que puedan venir del exterior, sino y principalmente, a aquellos que nos vienen de nuestro propio comportamiento como nación soberana.
Duarte nos enseñó institucionalidad, respeto a la ley, tolerancia, unidad de razas, vigencia de la Constitución, honradez administrativa, desinterés, respeto por la voluntad popular y un irrenunciable apego a la dignidad y soberanía nacionales, y esos son algunos de los aspectos que estamos perdiendo.
Por eso, Duarte no es popular entre muchos que creen en el desorden, en la corrupción, en el entreguismo si me conviene, que son intolerantes y que no respetan la ley.
Es necesario que Duarte vuelva a vivir plenamente en el corazón de los dominicanos, no solo para enfrentarlo al extranjero, sino para que seamos mejores ciudadanos, para que respetemos la ley y para hacernos dignos de su obra.
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