Indolencia ancestral
Cuando se observa la falta de mantenimiento a obras costosas, el descuido ambiental que se manifiesta de muchas formas, el poco seguimiento a los temas de importancia, se tiene que concluir que algo existe en la psiquis dominicana que potencia una indolencia que ya es ancestral.
No es solo cortar árboles en las montañas y en los cauces de los ríos, sino también depredar las playas con proyectos que pueden ser levantados perfectamente unos pocos metros más atrás, o crear vertederos de basura al frente de ciudades o a orillas de las carreteras, en una ley del menor esfuerzo que poco a poco va minando nuestros recursos y dañando a toda la población.
Es que el árbol que deja de proteger al río se convierte en menos agua para nuestros habitantes. Es que la basura cerca de conglomerados humanos produce enfermedades. Es que se gasta más reconstruyendo una obra mal mantenida, que tratándola con esmero para garantizar su uso permanente.
No le echemos la culpa al trópico, pues estamos rodeados de países con igual clima que se comportan de otra manera. Admitamos nuestra culpa.
Pañuelo Challenge, la ola de solidaridad hacia los niños con cáncer que promueve FACCI
Donald Trump le retira los cargos por corrupción al alcalde de NY
Trump despide a cuatro empleados de una agencia pública por pagar "hoteles de lujo" a migrantes
Kellen Moore, coordinador de los campeones Eagles, será el entrenador en jefe de los Saints