Por más parques
Si se compara el diseño de nuestras antiguas ciudades con los desarrollos actuales se notará inmediatamente la falta de parques y lugares públicos para la recreación y el deporte.
Las viejas ciudades dedicaban espacios a los parques, lugares para el recreo, para el encuentro de los vecinos, para tomar el fresco, para escuchar música en vivo y para actividades.
Los actuales desarrollos, aunque por ley deben designar lugares para “áreas verdes”, en general son insuficientes o son “adquiridos” por vivos que los privatizan y despojan a esas urbanizaciones del pulmón de frescura que representan los parques.
Los ayuntamientos debieran ser más activos en la exigencia de que esas áreas sean construidas por los promotores de las urbanizaciones con el mismo entusiasmo con que levantan los edificios para la venta, porque son parte indispensable del hábitat que permite pasear a los niños, los ejercicios al aire libre y miles de actividades más.
Además, aunque muchos no lo crean, los parques aumentan el valor de las propiedades y, de paso, mejoran el ambiente citadino.
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