Remedio equivocado
Cada vez que se presenta un problema que altera la conciencia de la opinión pública, las instituciones del Estado buscan un chivo expiatorio para no tomar las medidas necesarias para solucionar el asunto.
Ahora, el problema de la delincuencia parece un asunto de teléfonos “maco”, cuando la cantidad de delitos que se cometen utilizando estos aparatos es mínima con relación al gran total. Siempre el remedio equivocado.
Nadie niega que en algunos crímenes, particularmente de narcotráfico, se utilizan estas herramientas, pero el problema de la criminalidad es más profundo y requiere de remedios poderosos para curarlo.
El remedio comienza por la Policía. Este Gobierno ha hecho cuantiosas inversiones en equipos para la Policía, ha creado el sistema de emergencias 9-1-1, y ha instalado cámaras de vigilancia, pero se ha olvidado del elemento humano, del agente de policía, y de la reingeniería necesaria en ese cuerpo en el que sobran oficiales sin oficio, y faltan policías comprometidos.
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