República Digital
El proyecto sin duda alguna es ambicioso y loable. Los índices de conectividad, la educación en tecnologías de la información y de la comunicación, la banda ancha... son todos ellos factores que impulsarán en una dirección correcta tanto al mundo de la empresa como al de la educación.
Pero no todo es comprar computadoras o regalar laptops. Nuestra sociedad vive un momento complicado en el que la falta de confianza en las instituciones, en la Justicia o en la seguridad jurídica son mayor freno al desarrollo que la tecnología.
El desarrollo implica que nadie quede atrás y combatir la brecha digital es una buena táctica. Pero la estrategia debe ser más ambiciosa, tocar otros problemas estructurales cuya solución es urgente, ya hemos tardado demasiado tiempo en enfrentarlos.
Necesitamos ser más competitivos. No solo para ganar mercados externos. También para subsistir localmente necesitamos ser más eficientes. La intención de República Digital puede ayudar en este objetivo. Pero hacen falta además otras revoluciones no necesariamente tecnológicas.