El otro lado de la Barrick

Una cosa piensan los ecologistas y otra la comunidad

Los ecologistas dominicanos tienen de bueno que son fundamentalistas. No creen ni en la una y una. Los musulmanes de la calle les quedan chiquitos.

Las actuales circunstancias les favorecen y no dan abasto con tantos problemas ambientales, pues cuando no es una empresa nacional, es una extranjera.

Ahora mismo deben estar explorando o explotando más de cinco o seis mineras, pues como se decía en un tiempo este es un país rico, pero mal administrado.

Los recursos naturales abundan, y desde los tiempos de Colón de fuera vienen a llevárselos, incluso con la ayuda de los Guacanagarix que siempre sobran.

No obstante, hay una con-fusión que debiera aclararse. Los ambientalistas no quieren saber de la minería, de ninguna minería, y mucho menos de la llamada mega minería. Dicen que solo deja hoyos y miseria. Si fuera petróleo, demandarían como Sánchez Lamouth que se fuera más para abajo e imposible de sacar.

Que expliquen, entonces: ¿cómo es que las comunidades afectadas, en vez de quejarse por su presencia, lo hagan por la discriminación de contratar a extraños y no a los nativos?

Lo de Cotuí con la Barrick da que pensar.