Sembrando una cultura de diálogo y concertación

Los dominicanos solemos percibirnos a menos. Opinamos negativamente de nosotros mismos sin el menor análisis comparativo de indicadores y países similares a los nuestros. No nos vemos en perspectiva. Sin embargo, cuando hablamos de nosotros desde fuera, nos sobreestimamos.

Una de las críticas que hacemos de nosotros, es que no tenemos cultura de concertación y diálogo, poniendo en evidencia los múltiples conflictos visibles o soterrados que vemos en nuestros clubes deportivos, empresas familiares, los distintos gobiernos y por supuesto en nuestros partidos políticos.

Junto a mis socios de Cambridge International Consulting hemos trabajado en toda América Latina, España, parte de Estados Unidos y puntualmente en otros continentes. Hemos negociado procesos complejos con el alto empresariado latinoamericano y prominentes líderes políticos. Hemos trabajado con gobiernos, ministerios, corporaciones y combativos sindicatos.

Para muchos países de nuestra América Latina el diálogo es para los débiles. Se entiende que la única solución a los conflictos es “Ley y Orden”. Incluso se burlan de los líderes que se sientan a negociar. En México un reconocido periódico nos tildó de ser “la Escuelita de Harvard” porque ministros del gobierno junto a senadores estaban recibiendo entrenamiento en negociación conmigo. Por supuesto esto ha venido evolucionando, en especial en países como Uruguay, Colombia, Perú y Chile, donde se valora a todos los niveles.

En República Dominicana podemos advertir que la cultura de concertación es más profunda que muchos de nuestros hermanos latinoamericanos. Nuestro liderazgo sindical, empresarial y político se ha interesado en estos temas. Igualmente, la prensa dominicana apoya como un valor democrático que nuestro liderazgo público se siente a la mesa de negociación. No los acusa de traidores, sino de racionales. Ahora bien, el gran déficit de nuestro liderazgo no está en llegar a acuerdos, sino en la implementación de los acuerdos y el peor de los errores: creemos que “el acuerdo de aposento” traicionando el interés colectivo, el engañar al otro o no ser confiable, es ser buen negociador.

En efecto, nos falta mucho, necesitamos más inclusión, formación y sobre todo más calidad metodológica en nuestros procesos de construcción de consenso.

Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.