Creí que con el paso del tiempo todo sería mejor

Pero no, en este país nuestro todo ha cambiado de bueno a no tan bueno. Yo veo los pueblos, todos, uno a uno, y ya no sé qué hay ahí. En la calle El Conde se venden huevos fritos, tostones, ropa sucia y un gran etcétera que ya nos hacen recordar con nostalgia lo hermoso y bien educanda que era esa calla. Las casas ya son hoteles, no muy buenos, y los vecindarios están llenos de “fulanos” a los que hay que verlos con cuidado.

Hace unos días pasaba por el Parque Nacional y tocaban el Himno Nacional y solo se detenían unos cuantos, los carros, guaguas y motores corrían y la policía que estaba allí no los hacía detenerse hasta que el himno terminara. ¡Oh mi Dios...! Y todo no acaba ahí, ahora, los dominicanos de ahora hablan tan fuerte que se les escucha a cuatro cuadra de donde están, y algo malo es la “música” que ponen en los carros y las guaguas que deja a asistentes con la cara rota.

Las ciudades, los pueblos, los campos no son ni sobra de lo que eran. Y no es que yo quiera que todo siga igual, sino que por lo menos se hayan respetado lo que se usaba como buena educación. Y ni hablar de los asesinos que ya no hay pocos en los números, de los ladrones que te pasan por el lado y te asaltan aunque creas que es una buena persona que te saluda. Los asesinatos suben hora tras hora, día tras día, y al contarlos en un mes son cientos y cientos. Y no dejar a un lado los horrores, las películas en TV y las Telenovelas . ¡Oh mi Dios...!

Me resulta incomprensible y de mucha rabia y tristeza que un padre viole a sus hijas, que la madre las entregue a un “fulano”, que también eso se les haga a mujeres jóvenes y peor aún a las ancianas. Tampoco entiendo que no se respete a la Madre Naturaleza, que se tire basura por aquí y por allá. La recogen y no bien se ha movido el limpiador, ya todo vuelve a estar lleno de basura.

Y no digo más porque llenaría este periódico.