En diciembre ¡alegre vengo!

Arribamos al último mes del año, sinónimo de alegría, de compartir en familia y de fiestas, pero que es también, por la imprudencia de los desenfrenados, en el que se registra el mayor número de víctimas fatales a consecuencia de siniestros en el tránsito, pero que no deja de ser el más singular por encerrar varios eventos y fechas significativas que se aguardan con emoción. Mi deseo, muy particular, es que cada quien lo celebre a su manera y a su medida, pero que siempre lo haga con apego a la tradición cristiana al tratarse del mes del advenimiento del niño Dios, que llegó al mundo sin ostentación, en un pesebre, símbolo y mensaje de la humildad, que es precisamente lo que menos se exhibe en diciembre.