Engañarse uno mismo

Les invito al siguiente ejercicio: piensen en amigos o familiares que enfrentan problemas serios con su pareja, con su salud, sus hijos, o su trabajo. Busquen ahora sus redes sociales. ¿Qué ven? ¿Se refleja en ellas esa realidad que ustedes bien conocen, pues quizás más de una vez les han servido de consuelo? Difícilmente sea así. Es casi seguro que esos que ahora navegan por aguas turbulentas aparezcan exhibiendo su mejor sonrisa acompañada de frases tales como ¡Feliz! ¡Disfrutando! Cuando ver tantas vidas perfectas en las redes empiece a generar frustración y tristeza por la suya, recuerde que estas se han convertido en el escenario para una obra que todos hemos elegido aplaudir. (Colaboración de Fe María Franco).