¿Expió la OEA ya sus culpas?

No me canso de repetirlo: es una vergüenza que la OEA se encargue de dirigir el proceso electoral y de las investigaciones de lo ocurrido el 16 de febrero. No digo que es una afrenta a la nación porque esta vez su intervención la solicitaron el Gobierno, los partidos y la Junta Central Electoral ante la indefensión en que todos han caído y por la poca credibilidad que generan. Pero dejar que la OEA decida, un organismo desacreditado en el hemisferio y con cuentas pendientes con el pueblo dominicano, dan ganas de llorar y más en momentos en que esa entidad y su secretario general no animan el diálogo y la negociación en ninguna parte, sino que hacen coro y validan el discurso injerencista y belicista de Donald Trump.