La agenda de Mr Brewster

En su momento solicité al embajador de Estados Unidos que mantuviera a nuestros niños y niñas fuera de su agenda, a propósito del intercambio, junto a su esposo, con miles de niños en el estadio Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís, en una actividad de la Fundación Robinson Canó. Reproché la conducta exhibicionista de esa pareja y su pretensión de restregarle en la cara a la sociedad dominicana su homosexualidad y hoy, cuando el tema retorna a los primeros planos, reitero esa petición. Lo hago no por sus preferencias sexuales ni tampoco para hacer coro a los que se oponen a la “agenda gay”, sino en función del espíritu de la Ley 136-03 o Código del Menor, que obliga a velar por la inviolabilidad de su integridad síquica, moral y sexual, y consagra el derecho a su intimidad, reputación e imagen propia.