Los extremos de la brecha

En el período 1996-2000 un sabihondo funcionario tiró la siguiente tesis: si es verdad, como se decía, que la división social se estaba agrandando, entonces había prosperidad y progreso al menos en uno de sus polos. Me llega a la mente el episodio no para teorizar sobre la brecha entre ricos y pobres, sino para llamar la atención acerca de un discurso dirigido a pedir más sacrificio a los que menos pueden, cuando lo que se debe hacer, si es que falta dinero, es gravar a los que viven en el lujo. Es más, Danilo debiera volverse loco por un día e imponer un tope a las ganancias, impuesto que se paga después que las arcas están saturadas y que en algunos lugares ha servido para preservar la paz social y reducir la bendita brecha.