Los modales de Bernstein

Los EEUU a veces nos mandan unos personajes toscos tipo James Brewster, de triste recordación, que no guardan modales que ordena la diplomacia. Hasta ahora ha sido diferente por la gracia y el trato amable, prudente e inteligente de la embajadora Robin Bernstein, en una luna de miel que es probable no sea larga porque ya da notaciones de que recibe presión y de que está por perder la paciencia. Como mañana le corresponde ser la oradora en el almuerzo de la Cámara Americana hay que prestar atención porque es tradición que sea el escenario ideal, y más en años preelectorales, para que los gringos hablen con sinceridad de cómo ven el futuro inmediato del país. Ojo a esa disertación, que puede ser otra Bernstein.