Por el muerto y su familia

En los últimos meses en el país han sucedido algunos crímenes escalofriantes, a los que se suma la muerte del niño Gabriel en España, con los que se ha puesto a prueba el buen periodismo. No entiendo lo noticioso de exponer la vida personal del fallecido irrespetando el dolor de sus familiares; tampoco que se aireen por morbo situaciones que nada aportan a una investigación. A ese tipo de periodismo ansioso por sobresalir, por exponer las cosas crudas y al que le asalta la precipitación por informar primero, le digo que más importante que su titular, el mejor consuelo para una familia a la que se le han tronchado, sin despedirse, la vida de un ser querido, es la imagen de recordarlo desbordante y feliz y no hecho trizas.